Sanción Real
“El Rey”, dice Juan José Solozábal, catedrático de Derecho Constitucional, “no expresa su voluntad cuando sanciona una ley o firma un decreto. Se limita a cumplir con su papel en una monarquía parlamentaria. Tampoco es responsable de lo que firma. Plantear otra cosa es un absurdo y una falta de cultura constitucional”
Pues bien, me permito afirmar que plantear otra cosa es lógico, justo y culturalmente aceptable.
El profesor incurre en varias falacias.
La primera es la llamada "petición de principio" que consiste en postular aquello mismo que es preciso demostrar. En efecto, utiliza como premisa lo mismo que afirma la conclusión que depende de ella. El rey no es responsable cuando firma, porque se limita a cumplir su papel y, al limitarse a cumplir su papel, pues no es responsable.
La segunda es la del "embudo o del caso especial", que consiste en apelar a una excepción injustificada. Se entiende generalmente que quien firma un documento es porque está de acuerdo con su contenido, salvo si es el rey, que sólo firma porque así le han dicho que lo haga.
La tercera es la de las "valoraciones irrelevantes" que viene a decir: esto debe de ser falso porque lleva a consecuencias que no nos convienen. Lo de que "el que firma, otorga", debe de ser falso, porque nos lleva a una consecuencia: que el rey puede cometer delitos firmando documentos que el Gobierno le presenta. Y eso no nos conviene.
Y la cuarta es la falacia llamada de "eludir la cuestión". En efecto, la cuestión no está en si es constitucional que el Rey no sea responsable de lo que sanciona con su firma. El tema es en si esto es justo y razonable.
En efecto qué pasaría si al Rey se le presenta a la firma una Ley reinstaurando la esclavitud en España? ¿Cómo cumpliría mejor con su papel en una monarquía parlamentaria? ¿Firmando o no firmando? Según el profesor, parece que firmando. Yo creo que no firmando, porque, de otro modo, estaría vulnerando los derechos fundamentales constitucionalmente consagrados.
Es decir, que esto de que el Rey no sea responsable de lo que firma está pensado para casos "normalitos" es decir aquellos en que el Gobierno proponga leyes que no sean inconstitucionales o contrarias a los principios morales del Rey, si es que los tiene. Por ejemplo, el rey Balduino de Bélgica se acogió a la incapacidad temporal para no firmar la ley del aborto. Una absurda solución a un absurdo principio, el de la sanción real.
Si la sanción Real de las disposiciones legales prevista en nuestra Constitución no es más que un intento de mantener viva la terminología monárquica tradicional, sin ningún significado práctico ¿por qué no suprimimos, de un plumazo, nunca mejor dicho, la absurda y vacua aprobación?
Y, digo mas ¿por qué no suprimimos la monarquía?
La del Rey es una figura comparable a la de un autómata, que dice y hace lo que le mandan otros. Da igual que sea tonto o listo. Nunca se puede equivocar, no tiene ninguna responsabilidad, ni siquiera penal. Nadie sabe cuál es su opinión sobre los asuntos de la nación. No se le puede entrevistar. Sus edulcorados discursos, que siempre lee, no sea que meta la pata, se interpretan como los de un oráculo: "ḧa dicho familiares: se refiere a su padre".
Cuando vemos las estatuas de los Reyes Godos en la Plaza de Oriente, observamos que eran auténticos caudillos militares. En aquellos tiempos estaba justificado su poder absoluto: defendían con las armas la vida de su pueblo.
Hoy día, los reyes, con su corolario de sucesión hereditaria, sólo existen en algunos países europeos que se pueden permitir tales extravagancias. En ellos se les ha despojado de toda autoridad, ya no nos defienden de nada, pero se les sigue manteniendo como figura decorativa.
Lo perverso de la situación es que, aunque no tienen poder, tienen influencia y esto les puede corromper, como ya hemos visto en nuestro propio país. Y la cuestión sigue siendo ¿porqué mantenemos esta absurda, cara e injusta institución?