lunes, 9 de marzo de 2009

A los bancos norteamericanos no le salen los números


Estas son algunas de las caras de los agentes de la Bolsa de Nueva York, un día cualquiera de estas últimas semanas ¿Qué pasa? ¿Porqué están tan preocupados?
Pues están pensando seguramente en la que se les viene encima: la quiebra del sistema financiero USA. Los esfuerzos del Gobierno por salvar a los Bancos están fallando. El Gobierno federal está echando dinero bueno sobre dinero malo: los bancos valen, a pesar de las ayudas, cada vez menos. El Gobierno ha puesto 165 millones y los Bancos valen ahora 418 millones menos que antes de las ayudas.
Como las ayudas no funcionan, parece que la solución pasa por nacionalizar la Banca. Se dice pronto, ¡nacionalizar la banca americana!
Para entender por qué la nacionalización puede ser inevitable, hay que conocer cómo funcionan los Bancos. En un principio, los Bancos prestaban sobre los depósitos: captas dinero barato de los depositantes y lo prestas a un tipo más alto a otros clientes. Pero ésto se ha terminado. En 2007 bancos tradicionales como Citigroup estaban prestando 30 $ por cada 1 $ que tenían en sus arcas, y este bestial apalancamiento, si bien producía enormes beneficios, sujetaba al Banco a resgos considerables. Los Bancos estaban edificados sobre el aire.
Además, los bancos han aumentado su riesgo reduciendo su capital, es decir, comprando sus propias acciones, porque ello aumentaba los beneficios por acción y la valoración bursátil. A veces han pedido prestado para comprar sus propias acciones, lo que no sólo disminuye su capital sino que aumenta su endeudamiento.
Ha bastado una recesión importante, como la actual, para que todo se vaya al garete. Se ha calculado que sólo con un ratio de impagados del 3,4% los fondos propios de los bancos americanos quedan reducidos a cero.
Si quieres ver una presentación animada de lo que está pasando (en inglés) pulsa aquí.

lunes, 2 de marzo de 2009

Los obispos y la ilustración


La Ilustración, la Era de la Razón, o el Siglo de las Luces supuso una conquista de la civilización de cuyos beneficios somos tributarios hoy en día. El poder, para los ilustrados, ya no viene de Dios, como en el antiguo régimen, sino de un contrato o pacto social. Es esta una hipótesis explicativa de la autoridad política y del orden social. Se parte de la idea de que todos los miembros del grupo están de acuerdo por voluntad propia con el contrato social, en virtud de lo cual admiten la existencia de una autoridad, de unas normas morales y leyes, a las que se someten.
España, arrastrando el grave peso de su incultura, de su intolerancia y de su atraso, tardó siglos en adoptar estos principios y llevarlos a la práctica. En el siglo XX todavía había un dictador que hacía poner en las monedas: "Francisco Franco Caudillo de España por la Gracia de Dios".
Y, en pleno siglo XXI, hay una institución a la que le cuesta aceptar el principio del contrato social, porque, para ella, la autoridad sigue viniendo de Dios y sus leyes están por encima de las de los hombres. Como es natural, las leyes de Dios las interpretan ellos, los clérigos. Pero ¿qué ocurriría si nos gobernaran los clérigos y estuviéramos sujetos a las leyes de Dios, tal como ellos las interpretan?

Pues no tenemos que ir muy lejos para ver qué pasaría. Hay estados teocráticos como Irán, en donde vemos las consecuencias. Para empezar, los clérigos detentan todo el poder, político, militar, económico. La religión no admite la disidencia (la herejía) y, en política, no se tolera la más mínima oposición. Las otras religiones, las libertades básicas se persiguen. A la mujer se la humilla. Reina el terror.

Por eso es imposible que, por mucha coba que le demos al Secretario de Estado del Vaticano Monseñor Tarsicio Bertone- -¡hay que ver qué recepción le hemos dispensado!--, se pongan de acuerdo las sociedades democráticas, en las que impera la razón ilustrada, como la nuestra, y los ministros de una religión, como la de Monseñor Tarsicio Bertone, en la que gobierna la sinrazón de un Dios caprichoso y mas o menos cabreado.

Duplicaciones discriminatorias

  La Constitución venezolana   duplica cientos de términos: “Toda persona detenida tiene derecho a comunicarse de inmediato con sus familiar...