Recuerdo aquel curso 60-61 en
que estudiamos el poema Polifemo y Galatea de Luis de Góngora. Teníamos 17 años
y solo pensábamos en divertirnos. Y nos
largan aquel tocho para comentario de texto... Empezaba así:
Estas que me
dictó, rimas sonoras, culta sí, aunque bucólica, Talía…
Pero ¿Quién era Talía? ¿Por
qué era culta y bucólica? ¿Por qué las rimas eran sonoras? Y, sobre todo ¿Por
qué teníamos que estudiar nosotros aquel ejemplo del llamado culteranismo poético?
Tuvimos suerte, D. Dámaso
Alonso, director de la Real Academia Española, había escrito, casualmente aquel
mismo año, un libro con la explicación del farragoso poema con el título de: “Góngora y el
Polifemo (ensayo sobre el Polifemo y Galatea) de Góngora, 1960”. Gracias
D. Dámaso, nunca le olvidaremos.
Aquel lenguaje poético vuelve
hoy de la mano de algunos periodistas deportivos que se lanzan a construir
metáforas, con mucha peor fortuna que Góngora, desde luego. Tomemos, por
ejemplo, la crónica de uno de ellos refiriéndose a la concentración de la
Selección española de fútbol:
Una Roja
bachiller, primaveral a veces, rasa en otras ocasiones.
Si Talía era “culta, aunque
bucólica” (dos adjetivos), la Selección es, según el periodista, “bachiller”,
aunque “primaveral”, unas veces, y “rasa”, otras (tres adjetivos).
¿Qué significa todo este
batiburrillo? Curiosamente, los términos bachiller, primaveral y raso,
tienen acepciones distintas y, a veces, contradictorias.
¿Roja bachiller? No
sabemos si quiere decir que los futbolistas han cursado todos la enseñanza
secundaria y por lo tanto es una selección de mucho nivel o de poco. En tiempos
de Góngora, sería de mucho nivel ser bachiller, pero hoy es de poco.
¿Roja primaveral? ¿Será
una selección “simple, cándida y fácil de engañar”? ¿O será un equipo “que está
en su mayor vigor y hermosura”?
¿Roja Rasa? ¿Que se
mueve a poca altura del suelo (algo típico del juego del fútbol)? ¿O que no
tiene título u otro adherente que le distinga?
D. Dámaso, que tanto nos ayudó a entender la poesía, estará probablemente revolviéndose en su sepultura ante semejantes atentados al idioma.