lunes, 20 de octubre de 2008

Construidos sobre palabras

Lo siento por mi amigo El Roto, pero el Banco no necesita pedirnos un préstamo, porque se lo hacemos cuando dejamos allí nuestro dinero. Aquí hay un sutil juego de palabras con importantes consecuencias económicas. Si yo le presto dinero a Vd. lo llamo préstamo, si Vd. me presta dinero a mí, le llamaré depósito. Si es un préstamo, yo le cobro interés y le exijo garantías. Si es un depósito, Vd. no tiene derecho a ningún interés ni tiene ninguna garantía (sólo en Estado garantiza una parte). Se lo puedo bloquear en cualquier momento. Está sujeto a embargos y apremios y al buen fin de otras operaciones que Vd. haga conmigo.

Los Bancos tienen algunos edificios imponentes: grandes columnas, sólidas fachadas (pienso en el antiguo Banco Central de la calle Alcalá de Madrid). Pero en realidad más que sobre columnas están construidos sobre palabras (Préstamo, Depósito, Aval, Garantía, Valoración, Descuento, Crédito, Operación, Cuenta, Hipoteca, Buen Fin, y, sobre todo Confianza). Por eso son tan frágiles. Por eso pasa lo que pasa.

Duplicaciones discriminatorias

  La Constitución venezolana   duplica cientos de términos: “Toda persona detenida tiene derecho a comunicarse de inmediato con sus familiar...