¿Para qué se celebra el Congreso del Partido Popular? Hay un solo candidato, sus ayudantes están ya nombrados, las ponencias que han de aprobarse están ya redactadas y todo va a salir a pedir de boca, como lo han planeado organizadores. ¿No sería mejor ahorrarles a los militantes semejante trámite y permitirles gozar de un tranquilo fin de semana de campo o playa?Quien se haga esta pregunta es un ingenuo ¡Naturalmente que el Congreso es necesario! Y lo es para que la camarilla dirigente que lo ha organizado pueda justificar su permanencia en el poder.
Pero este Congreso -y otros parecidos- está basado en varias "trampas" psicológicas que hacen del hombre un ser perfectamente irracional.
La primera de ellas es el principio del sufragio universal, el cual es tan poco defendible desde el punto de vista filosófico como los dogmas religiosos de la Edad Media, pero que hoy día posee su mismo poder absoluto. Hay que aclarar, no obstante, que, para evitar sorpresas, este Congreso ha matizado el principio de un hombre un voto con artilugios que lo diluyen (compromisarios, avales, etc)
La segunda, es el principio de la asamblea: que los hombres reunidos son más capaces que un reducido número de ellos de adoptar una decisión sabia e independiente. En realidad, aquí la asamblea no va a decidir nada, está todo decidido ya de antemano. Pero está bien pensar que, lo que se acuerde, lo ha decidido la asamblea, con la legitimidad que -pretendidamente- eso otorga.
Y la tercera es el principio de la unidad mental de las masas. Desaparece la personalidad consciente y predomina la inconsciente, se produce la orientación de los sentimientos y las ideas en un mismo sentido a través de la sugestión y el contagio. Los congresos, con toda su parafernalia mediática, son el sitio ideal para manipular a los militantes.
Y así, debidamente manipulados, los asistentes al Congreso, tras un largo fin de semana, habiendo votado y aplaudido, se volverán a sus casas pensando lo bien que ha resultado el Congreso y lo válido que es su líder. Pocos repararán en que no hacía falta que hubieran venido.
