lunes, 16 de mayo de 2011

Numeros


Siempre se me han dado mal los números. Sufro para hacer mentalmente operaciones aritméticas sencillas. Por ejemplo, en la piscina. En la que nado hay un reloj grande que puede verse  incluso sin gafas (soy miope). Nadar es muy aburrido, así que hay que ocupar la cabeza con algo. Me entretengo contando. Cuento los largos, de dos en dos, y cuento los minutos que veo pasar en reloj. E intento predecir cuantos largos haré en media hora. Siempre me equivoco porque, o cuento los largos de más o de menos, o me equivoco en las multiplicaciones. Por ejemplo, si han pasado 5 minutos y he hecho tres largos, digo: si en cinco minutos he hecho tres largos, en treinta minutos haré... seis veces más, luego emplearé 18 largos. Bueno, pues no, de hecho empleo 25 largos ¿Donde está el error? No tengo ni idea. Puede que nade despacio al principio y rápido al final, puede que me haya comido largos al contar. Mi cabeza es un lío, pero ya lo tengo asumido: soy fatal para los números. Y si intento contar las brazadas que doy en cada largo y averiguar la distancia que nado en cada brazada, entonces ya casi me ahogo. Es curioso pero en los cálculos también interviene el estrés, aunque sea moderado. Si hay alguien nadando conmigo en la misma calle, el lío con los números es ya mayúsculo, porque tengo que estar más concentrado en nadar por la derecha. Ello me resta concentración con lo de las cuentas.

Duplicaciones discriminatorias

  La Constitución venezolana   duplica cientos de términos: “Toda persona detenida tiene derecho a comunicarse de inmediato con sus familiar...