lunes, 23 de mayo de 2011

¡Indignaos!

He leído el cortísimo libro de Stephane Hassel "Indignáos". Desde luego los jóvenes tienen motivos para indignarse contra muchas cosas. Y estos días muestran su indignación en público.
Contra el sistema político pues resulta que el acto más importante de la democracia no son las elecciones, que se hacen con luz y taquígrafos, sino la confección de las listas electorales, que se hace en las oscuras covachuelas de los partidos dominadas por unos pocos. De ir en la lista el 7, a ir el 17, depende que salgas o no salgas, luego quien confecciona esas listas tiene mucho poder, y lo tiene, además, porque las listas son "cerradas y bloqueadas", de manera que el ciudadano no puede tachar a ningún candidato. El efecto de este fenómeno es que quienes salen elegidos son los lameculos de los partidos, los serviles y no, desde luego, los que más valen, que puede que sean los que más molesten. A los "representantes de la soberanía popular" los conocen en la sede del partido, pero no, salvo a los líderes, el ciudadano.
Los partidos están además ensimismados, pues miran todo desde su punto de vista electoral o desde el de la confrontación con el adversario. No van a averiguar cuáles son los problemas de la gente.
Desde el punto de vista económico, el sistema tiende a premiar a las grandes empresas y a los grandes capitales, con olvido de los pequeños. Las crisis económicas se suceden y afectan siempre a los mismos: a los más débiles. La desigualdad social aumenta. Los jóvenes están parados y no tienen futuro ¿Qué sistema es este?

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