Lo que más me sorprendió es que el paisaje está en su mayor parte intocado por la mano del hombre. Por ejemplo, el lago Viedma (foto), 80 km de longitud, y prácticamente en estado natural. A un europeo le sorprende que no haya urbanizaciones, ni embarcaciones, ni ganado, ni gente. Los horizontes son inmensos.
En cuanto a los glaciares, allí está el mayor campo de hielo del mundo, fuera de los Polos, el Campo de Hielo Patagónico Sur, 16.800 km2, del que nacen más de trescientos glaciares, unos desembocan en los fiordos del pacífico, otros en los lagos, que, a su vez, desembocan en el Atlántico.
Es un espectáculo único ver el Glaciar Perito Moreno desembocar en el Lago Argentino, rompiéndose en pequeños y grandes icebergs. En ocasiones, tapona el curso natural del río que alimenta el lago, que sube en su parte sur hasta 10 metros, antes de romper el hielo con la presión del agua embalsada. Este glaciar, no obstante, dada su facilidad de acceso, sufre la presión del turismo, aunque moderadamente (foto de la pared del Perito Moreno -unos 60 mts. de altura- al desembocar en el Lago Argentino, tomada desde las pasarelas, para darse idea del tamaño, obsérvese la gente).
La estepa se interrumpe, de pronto, con picos fabulosos como el Fitz Roy o el Cerro Torre, de los que salen nuevos glaciares. Aquí la vegetación surge de nuevo con especies desconocidas para un europeo como el haya del sur. Es curioso hacer senderismo por un paisaje con especies vegetales que nunca has visto (en la foto, el pico Fitz Roy o Chaltén tomada desde un mirador en El Chaltén).
(fotos tomadas por alguien cercano al autor)
(fotos tomadas por alguien cercano al autor)