El pasado fin de semana me he "merendao" este magnífico libro. La lección única es la siguiente: en las decisiones de política económica han de tenerse en cuenta los efectos para todos y no sólo para algunos y también los efectos a largo plazo, no sólo a corto plazo. Tan sencillo como eso. Las políticas económicas falaces tienden a beneficiar un grupo a expensas de otros o a conseguir beneficios a corto plazo a expensas de los beneficios a largo plazo. Y tenemos políticos falaces en abundancia
¿No saben los niños que, si comen demasiados caramelos, luego les duele la barriga? ¿No sabe el que se emborracha que al día siguiente tendrá resaca? ¿No saben el vago y el pródigo que van hacia un futuro de deudas y pobreza? Pues bien, en política económica esas verdades elementales se ignoran.
- Cuando los políticos falaces te dicen que la salvación de la economía es aumentar el crédito, lo que quieren decir es que la única vía para la salvación es incrementar la deuda.
- Cuando dicen que el camino a la prosperidad del campo es incrementar los precios agrícolas, lo que están diciendo es que el camino a la prosperidad pasa por hacer los alimentos más caros para los habitantes de las ciudades.
- Cuando dicen que la senda a la riqueza pasa por los subsidios estatales, lo que quieren decir en realidad es que la senda a la riqueza nacional pasa por incrementar los impuestos.
- Cuando dicen que su máximo objetivo es incrementar las exportaciones, no se dan cuenta que para ello es necesario, en último término, incrementar las importaciones.
- Y cuando dicen que, en cualquier caso, el camino a la recuperación es incrementar los salarios, significa que han encontrado otra forma de decir que el camino a la recuperación es incrementar los costes de producción.