jueves, 24 de junio de 2021

 A puñaladas


El diputado Abascal ha acudido al Tribunal Supremo, entre un mar de banderas españolas, a simular que presentaba un recurso contra el indulto, cosa que ya había hecho  telemáticamente, pero que, obviamente, nadie había visto. Se trataba de “visibilizarlo”.

El periodista lo relataba así: Entre los gritos de sus seguidores, Abascal ha acusado al presidente del Gobierno de “dar una puñalada por la espalda al pueblo español, a aquel puñado de jueces valientes que mantuvo la legalidad constitucional y a su majestad el Rey”.

El cronista ha perdido la ocasión de construir una bonita aliteración[1], como esta:

Sánchez empuñó su puñal y pegó una puñalada por la espalda a un puñado de Jueces.

Ello transmite una sensación de violencia, crueldad y traición.

Todo viene de puño, cuyo significado primero es “mano cerrada”. Y cuyos significados derivados se extienden a: mango de un arma blanca” que, obviamente, se ha de empuñar, es decir, “asir con el puño”, a puñalada “golpe que se da clavando el puñaly a puñado, “poca cantidad de algo de lo que debe o suele haber bastante”.

Evidentemente, es una metáfora. No se puede pegar una puñalada a un ente incorpóreo, como el pueblo español que, como es lógico, no tiene espalda. Pero sí cabe dársela a su majestad el Rey o a un puñado de Jueces que, a la vista de cómo está el ambiente, tienen que guardarse bien las espaldas. Las metáforas bélicas pueden ser peligrosas.



[1] Aliteración: repetición de un sonido para transmitir una sensación.

 

sábado, 19 de junio de 2021

La solución 



En España estamos hartos del sistema político vigente. Yo propongo un cambio radical, la sustitución del órgano rector de la soberanía nacional, las Cortes Generales, por la Conferencia Episcopal Española.

Es una institución colegial integrada por los Obispos de España, en comunión con el Romano Pontífice y bajo su autoridad. Su objetivo, entre otros, es responder de forma más eficaz al mayor bien que la Iglesia debe procurar a los hombres. Y, qué mayor bien que una gobernanza política eficaz, muy deteriorada en nuestra nación por las luchas de poder y la polarización.

Son hombres Santos, que se comunican directamente con Dios cada día. Son hombres Sabios, que conocen la naturaleza humana y sus debilidades. Y son hombres Pacíficos que no se pelean entre ellos, sino que deciden, todos a una, bajo la dirección de S.S. Son, además, Incorruptibles, pues no tienen interés alguno en los bienes materiales.

Nada de elecciones, S.S., supremo monarca, directamente los nombra y los cesa. Un proceso mucho más sencillo, barato y eficaz que el llamado democrático-electoral.

Se rigen por un manual de miles de años de antigüedad. 

No sería un régimen blando, sino que, con independencia de lo que se decida en el Juicio Final, los disidentes recibirían su merecido castigo y los fieles serían promovidos a cargos de importancia.

No ignoramos que el sistema ya ha sido probado en países como Irán, con resultados inciertos, debido a la inferioridad de la religión islámica. Pero con la religión católica la cosa sería diferente, dado que es la única verdadera.


jueves, 17 de junio de 2021

 

Sanción Real 



“El Rey”, dice Juan José Solozábal, catedrático de Derecho Constitucional, “no expresa su voluntad cuando sanciona una ley o firma un decreto. Se limita a cumplir con su papel en una monarquía parlamentaria. Tampoco es responsable de lo que firma. Plantear otra cosa es un absurdo y una falta de cultura constitucional”
Pues bien, me permito afirmar que plantear otra cosa es lógico, justo y culturalmente aceptable.

El profesor incurre en varias falacias.

La primera es la llamada "petición de principio" que consiste en postular aquello mismo que es preciso demostrar. En efecto, utiliza como premisa lo mismo que afirma la conclusión que depende de ella. El rey no es responsable cuando firma, porque se limita a cumplir su papel y, al limitarse a cumplir su papel, pues no es responsable.

La segunda es la del "embudo o del caso especial", que consiste en apelar a una excepción injustificada. Se entiende generalmente que quien firma un documento es porque está de acuerdo con su contenido, salvo si es el rey, que sólo firma porque así le han dicho que lo haga.

La tercera es la de las "valoraciones irrelevantes" que viene a decir: esto debe de ser falso porque lleva a consecuencias que no nos convienen. Lo de que "el que firma, otorga", debe de ser falso, porque nos lleva a una consecuencia: que el rey puede cometer delitos firmando documentos que el Gobierno le presenta. Y eso no nos conviene.

Y la cuarta es la falacia llamada de "eludir la cuestión". En efecto, la cuestión no está en si es constitucional que el Rey no sea responsable de lo que sanciona con su firma. El tema es en si esto es justo y razonable.

En efecto qué pasaría si al Rey se le presenta a la firma una Ley reinstaurando la esclavitud en España? ¿Cómo cumpliría mejor con su papel en una monarquía parlamentaria? ¿Firmando o no firmando? Según el profesor, parece que firmando. Yo creo que no firmando, porque, de otro modo, estaría vulnerando los derechos fundamentales constitucionalmente consagrados. 

Es decir, que esto de que el Rey no sea responsable de lo que firma está pensado para casos "normalitos" es decir aquellos en que el Gobierno proponga leyes  que no sean inconstitucionales o contrarias a los principios morales del Rey, si es que los tiene.  Por ejemplo, el rey Balduino de Bélgica se acogió a la incapacidad temporal para no firmar la ley del aborto. Una absurda solución a un absurdo principio, el de la sanción real.

Si la sanción Real de las disposiciones legales prevista en nuestra Constitución no es más que un intento de mantener viva la terminología monárquica tradicional, sin ningún significado práctico ¿por qué no suprimimos, de un plumazo, nunca mejor dicho, la absurda y vacua aprobación?

Y, digo mas ¿por qué no suprimimos la monarquía?

La del Rey es una figura comparable a la de un autómata, que dice y hace lo que le mandan otros. Da igual que sea tonto o listo. Nunca se puede equivocar, no tiene ninguna responsabilidad, ni siquiera penal. Nadie sabe cuál es su opinión sobre los asuntos de la nación. No se le puede entrevistar. Sus edulcorados discursos, que siempre lee, no sea que meta la pata, se interpretan como los de un oráculo: "ḧa dicho familiares: se refiere a su padre".

Cuando vemos las estatuas de los Reyes Godos en la Plaza de Oriente, observamos que eran auténticos caudillos militares. En aquellos tiempos estaba justificado su poder absoluto: defendían con las armas la vida de su pueblo. 

Hoy día, los reyes, con su corolario de sucesión hereditaria,  sólo existen en algunos países europeos que se pueden permitir  tales extravagancias. En ellos se les ha despojado de toda autoridad, ya no nos defienden de nada, pero se les sigue manteniendo como figura decorativa. 

Lo perverso de la situación es que, aunque no tienen poder, tienen influencia y esto les puede corromper, como ya hemos visto en nuestro propio país. Y la cuestión sigue siendo ¿porqué mantenemos esta absurda, cara e injusta institución?

miércoles, 16 de junio de 2021

Futbol y metáforas

 


Recuerdo aquel curso 60-61 en que estudiamos el poema Polifemo y Galatea de Luis de Góngora. Teníamos 17 años y solo pensábamos en divertirnos.  Y nos largan aquel tocho para comentario de texto... Empezaba así:

Estas que me dictó, rimas sonoras, culta sí, aunque bucólica, Talía…

Pero ¿Quién era Talía? ¿Por qué era culta y bucólica? ¿Por qué las rimas eran sonoras? Y, sobre todo ¿Por qué teníamos que estudiar nosotros aquel ejemplo del llamado culteranismo poético?

Tuvimos suerte, D. Dámaso Alonso, director de la Real Academia Española, había escrito, casualmente aquel mismo año, un libro con la explicación del farragoso poema con el título de: “Góngora y el Polifemo (ensayo sobre el Polifemo y Galatea) de Góngora, 1960”. Gracias D. Dámaso, nunca le olvidaremos.

Aquel lenguaje poético vuelve hoy de la mano de algunos periodistas deportivos que se lanzan a construir metáforas, con mucha peor fortuna que Góngora, desde luego. Tomemos, por ejemplo, la crónica de uno de ellos refiriéndose a la concentración de la Selección española de fútbol:

Una Roja bachiller, primaveral a veces, rasa en otras ocasiones.

Si Talía era “culta, aunque bucólica” (dos adjetivos), la Selección es, según el periodista, “bachiller”, aunque “primaveral”, unas veces, y “rasa”, otras (tres adjetivos).

¿Qué significa todo este batiburrillo? Curiosamente, los términos bachiller, primaveral y raso, tienen acepciones distintas y, a veces, contradictorias.

¿Roja bachiller? No sabemos si quiere decir que los futbolistas han cursado todos la enseñanza secundaria y por lo tanto es una selección de mucho nivel o de poco. En tiempos de Góngora, sería de mucho nivel ser bachiller, pero hoy es de poco.

¿Roja primaveral? ¿Será una selección “simple, cándida y fácil de engañar”? ¿O será un equipo “que está en su mayor vigor y hermosura”?

¿Roja Rasa? ¿Que se mueve a poca altura del suelo (algo típico del juego del fútbol)? ¿O que no tiene título u otro adherente que le distinga?

D. Dámaso, que tanto nos ayudó a entender la poesía, estará probablemente revolviéndose en su sepultura ante semejantes atentados al idioma.



martes, 8 de junio de 2021

 TERTULIANOS Y PAVOS


¿En qué se parecen los tertulianos de la TV a los pavos? Pues en que ambos, cuando están juntos, parecen en armonía pero, cuando se sienten protegidos por una barrera, física o virtual, se agreden con encono.

Recuerdo que mi amigo José Luis tenía un gallinero con pavos y gallinas delimitado con una tela metálica, de esas que consisten en rombos de alambre. Por cada rombo cabía, más o menos, la cabeza de un pavo. A nosotros, chavales de 13 años, nos gustaba divertirnos poniendo a los pavos a pelear. Para ello no había más que sacar un pavo del corral, poniéndolo “fuera” de la tela metálica el cual, sintiéndose seguro, agredía sin piedad a los de “dentro”. Y viceversa. Es como si el torero se envalentonara citando al toro desde el burladero.

Los pavos se picaban sin piedad tirándose del “moco” y nosotros, crueles adolescentes, disfrutábamos del espectáculo.

El mismo experimento parece que hacen los directivos de la TV con los tertulianos. En primer lugar, los eligen conflictivos, y después los colocan en el estudio de forma que están físicamente enfrentados, en una suerte de “gallinero virtual”. El resultado es un espectáculo en el que el espectador disfruta al ver con qué saña se tiran del “moco”. Una especie de circo de gladiadores del siglo XXI.

Si, en lugar de esto, hicieran tertulias a base de catedráticos de Ciencias Políticas, en una mesa redonda, el asunto no tendría ningún interés y, por tanto, nula audiencia.

¿Pero, por qué se pelean con tanto encono?

A mi juicio surge el fenómeno de la burbuja propia, en la que nos sentimos protegidos, como un automovilista dentro de su automóvil, donde se ha comprobado que la agresividad aumenta y honestos padres de familia se convierten en vociferantes energúmenos.

Es una especie de “efecto Lucifer” que nos muestra lo que somos capaces de hacer cuando nos vemos envueltos en una dinámica social. En cierto sentido, es una especie de telerrealidad en donde vemos a gente común convirtiéndose en algo inquietante.

En semejante clima es difícil razonar con sensatez. Las falacias abundan, siendo la más frecuente el recurso al “y tu también”, que se emplea para rechazar un argumento del proponente, acusándole de hacer lo mismo que condena. Por ejemplo, “el Partido tal no tiene autoridad moral para hablar de esta cuestión, porque mira lo que hicieron cuando…”

Pocas conclusiones cabe sacar de un enfrentamiento semejante. Al final, es como la mierda del pavo que ni sabe ni huele.

Duplicaciones discriminatorias

  La Constitución venezolana   duplica cientos de términos: “Toda persona detenida tiene derecho a comunicarse de inmediato con sus familiar...