lunes, 28 de marzo de 2011

Había escampado...



"Había escampado, pero detrás de las cuchillas del Sur, agrietado y rayado de relámpagos, urdía otra tormenta" (La forma de la Espada)
Borges, según pienso, es un humorista que pretende sorprender, desafiar y burlarse del lector con sus metáforas imposibles y sus relatos sin sentido. Los cuentos de su libro Ficciones son meros ejercicios linguísticos, una excusa para lucir su maravilloso dominio del español, y dejar sorprendido al lector. Sus frases suenan bien aunque, a veces, no significan nada. Borges admite en La Lotería de Babilonia: "yo mismo... he falseado algún esplendor, alguna atrocidad. Quizá, también, alguna misteriosa monotonía...". La frase apenas tiene sentido, pero es un goce leerla.
Su estilo es reconocible, único pero, tratar de imitarlo, como dice Vargas Llosa, sería un desastre, sólo Borges puede escribir como Borges. A veces sus frases necesitan traducción, en El Jardín de los Senderos que se Bifurcan, leemos: "Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizá el modo más enfático de indicarla". Y el lector se pregunta: ¿Qué demonios significa eso? ¿Me está tomando el pelo?
Quiero imaginármelo escribiendo, casi ciego, eligiendo las combinaciones de adjetivos y las metáforas, consultando el diccionario. No sé si escribía de un tirón o corregía mucho, me imagino que esto último, sus frases son tan pulidas... Sus libros no son "un acervo indeciso de borradores contradictorios", como leemos en El Jardín de Senderos que se Bifurcan, sino un acervo dedidido de límpida prosa.
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