lunes, 23 de febrero de 2009

Me niego a descender de un mono


Me niego a descender de un mono: esto es lo que parece decirle el obispo, enfadado, a Darwin. En realidad, no es que el hombre descienda del mono, es que el hombre y el mono tienen un antecesor común. No solo eso, toda la vida tiene un orígen común y las especies, basadas en otras, se ha ido expandiendo como las ramas de un árbol.
La teoría de la evolución es de una bella simplicidad. Si te maravillas ante la cantidad y variedad de peces de un arrecife, si admiras el vuelo de una mariposa o los saltos de un delfín, te sorprendes al saber cómo ha surgido todo esto: por la evolución de las especies a través de la selección natural.
En el museo de las Ciencias de Londres hay una planta dedicada a la evolución. Te recomiendo que la visites, entonces lo entenderás. La teoría de la evolución esta basada en la constatación de tres hechos:
  1. La variabilidad. Los individuos de una misma especie presentan variaciones. Pensemos en los hombres: unos son altos, otros son bajos, unos tienen el cuerpo cubierto de pelo, otros son lampiños, unos tienen la piel blanca y otros coloreada.
  2. La herencia. Los caracteres innatos se heredan. Yo heredé determinados caracteres de mis antepasados, por ejemplo, soy blanco, moreno y bajito.
  3. Reproducción. Los seres vivos son capaces de producir mucha más descendencia de la que el ecosistema puede soportar. Piensa en una palmera ¿cuantos dátiles produce a lo largo de su existencia? Probablemente millones. Si todos fertilizaran, al cabo de pocas generaciones, no cabríamos en el planeta.

La evolución se produce por un proceso de adaptación y herencia. Los individuos que están mejor adaptados al ecosistema, sobreviven, dejan descendencia y transmiten sus caracteres a la siguiente generación. Es la naturaleza, por un proceso natural ciego y sin dirección determinada, la que selecciona qué individuos tendrán exito biológico.

Tomemos el caso del lince ibérico. Sólo come conejos y éstos no abundan. Como especie está fracasando. No se adapta al medio. Se extinguirá. Pero imagina que una pareja de linces, que tiene una especial fortaleza, aprende a comer potros. Tendrá éxito biológico, procreará y transmitirá su fortaleza a la siguiente generación.

El que el proceso sea ciego, sin una dirección determinada, y que el hombre no sea sino un animal más, disgustó y sigue disgustando a los clérigos para los que existe un Dios que lo dirige todo y un hombre dotado de alma (la chispa de Dios). Darwin destruye de un plumazo varios dogmas religiosos.

Doy las gracias a Darwin por haberme hecho entender el mundo natural y por permitirme disfrutar de la naturaleza.

Duplicaciones discriminatorias

  La Constitución venezolana   duplica cientos de términos: “Toda persona detenida tiene derecho a comunicarse de inmediato con sus familiar...