En un folleto propagandístico de una reciente emisión de bonos, había una foto con el siguiente pie: "el consejo de Administración de Nueva Rumasa, S.A. y su padre, D. José Mª Ruiz Mateos"
¿Puede un Consejo de Administración tener padre? Bien, éste sí que lo tiene, Jose María Ruíz Mateos y Jiménez de Tejada, Marqués de Olivara, lo es en un doble sentido: padre de las criaturas y padre de la criatura. Lo primero, nadie lo duda, dado el parecido de los chicos y lo segundo --me refiero a la criatura empresarial--, también queda claro, por ser él el promotor del tinglado.
Obsérvese que son sus seis hijos varones --las hembras, que son 7, mejor en casa--. Es el colmo del nepotismo ¿Todos valen? Si es así, es una contradicción del principio de regresión a la media.
Pues bien, aquella emisión de bonos es hoy actualidad porque la sociedad ha presentado concurso de acreedores. Nueva Rumasa no puede pagar. Para dar la noticia se han presentado ante los medios el Consejo, su padre y otros directivos. El mensaje: aquí estamos para deciros que no pagamos, pero que no nos escondemos, no somos cobardes. El presidente hizo --incomprensiblemente-- el signo de la victoria con ambas manos y aseguró que "Si no devolvemos hasta el último euro a nuestros inversores, a las personas que en un gesto de bondad y de confianza nos han depositado sus ahorros, me pegaría un tiro en la cabeza, si es que la fe que profeso me lo permitiera".
Esta frase es de las mejores que he oído en los últimos tiempos. Estoy mirando en la lista de figuras retóricas pero no la encuentro. Probablemente es nueva, algo que podíamos llamar "falacia por reducción al absurdo". Pero significa que "nuestros inversores" no van a cobrar y que él tampoco se va a suicidar, a no ser que alguien haga una reordenación de los pecados capitales, cosa poco probable.
Todo esto resulta cómico si no fuera trágico. Se habla de fraude y estafa. Se dice que que sus deudas financieras triplican su patrimonio neto y representan más de 50 veces el flujo de efectivo generado por sus actividades de explotación.
Y esos seis hijos ¿se mantendrán unidos después de la debacle? ¿O se lanzarán al cuello unos de otros tratando de arrebatarse los yogures y los vinos?
Veremos