- Que nos vamos
Manuel, que nos vamos.
María y Manuel
leían el telegrama del Ministerio que les decía que habían sido aceptados en
las Misiones Pedagógicas.
Prepararon
cuidadosamente su equipaje en tres viejas maletas de madera: una para la ropa y
dos para los libros.
Les esperaba un
largo viaje en una destartalada camioneta, hasta una aldea perdida a donde iban
a enseñar a los niños pero, sobre todo, a darles de comer, e incluso a
vestirlos. Los llevarían de excursión. Los niños viajarían al mar o a la montaña,
harían deporte, se divertirían. Pero, sobre todo, comerían.
En la camioneta
llevaban una biblioteca ambulante, varios decorados de teatro y un proyector de
cine. Con ellos viajaría un afamado poeta.
Cuando ya la camioneta
tuvo que pararse porque no encontró camino, el escritor y los maestros, con su
corbata y maletín, ellos y sus zapatos de tacón, ellas, fueron recogidos en
burro por unos lugareños que los llevaron al pueblo, a duras penas.
Pasó la noche y
llegó el gran día. Se iba a dar la primera clase cerca del lavadero municipal.
Ese día tocaba
clase de literatura española. El poeta fue el encargado de impartirla.
- Queridos niños
(los niños y las niñas estaban juntos en clase). Os voy a recitar un poema, a
ver si os gusta.
Cuando los
luceros clavan
Rejones al agua
gris.
Cuando los erales
sueñan
Verónicas de alhelí...
- A ver, ¿Qué
creéis que significa esto que os he leído?
Un silencio
profundo se hizo en la clase. El poeta dijo:
- A ver, era por
la tarde.
Por fin, habló
Armando un niño moreno, de rostro cetrino, que se sorbía los mocos.
- No sé señor
maestro pero suena muy bien.
Risas entre los
asistentes.
Los días
siguientes fueron de locura, más clases, obras de teatro, proyección de
películas, excursiones. Algunos niños habían engordado debido a que, por
primera vez en su vida, hacían tres comidas diarias.
Y llegó el día de
la despedida. La población les dijo adiós entre sollozos:
- Adiós señor
maestro.
- Adiós señora
maestra
- Adiós don
Federico
Los voluntarios
volvieron a la Ciudad transformados por la experiencia: ¡tanto trabajo por
hacer, tanta injusticia que remediar!