martes, 12 de enero de 2016

La precipitada


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Gran revuelo en la Plaza de la Huerta de Alicante. Re-vuelo de palomas que huyen asustadas en todas direcciones, unas arriba, otras hacia los lados, esquivando palmeras, sorteando transeúntes que se arremolinan al ruido del golpe sordo, al grito de las mujeres, que tapan los ojos a los niños, y al ulular de las sirenas de ambulancias y bomberos. Levantan a un hombre, de unos 81, años del suelo. Nada que hacer, tiene la cabeza machacada. Deja un gran charco de sangre en la acera. En cuanto a las dos mujeres, viven. Una, la más joven, con las piernas quebradas, rotas, formando un ángulo imposible. La otra, temblorosa, perdida, sufre un ataque de pánico. Las teorías acerca de lo que ha sucedido empiezan a tomar cuerpo. Ha sido un accidente de tráfico, arrollaron a los tres que estaban tranquilamente charlando en la acera. Bueno, era un hombre mayor ¿Y el conductor? Está huido. Ya se sabe, siempre intentan escapar, pero ¿alguien ha visto la matrícula? Si, uno ha tomado nota. Le cogerán pronto. No hay derecho, van como locos. Otros dicen, parece un caso de violencia machista, creo que el anciano se interpuso en una disputa entre la mujer más joven y su compañero, llevándose una cuchillada al vuelo. En fin, mala suerte. Hay algunos que se entrometen donde nadie les llama. Héroes aficionados. Yo nunca me metería, siempre te llevas la peor parte. Creo que ella es rumana, que se dedica a la prostitución y que el que la quiso apuñalar es el chulo. Si, pero ¿dónde está el chulo, nadie le ha visto? Habrá salido corriendo, vete a saber. Yo no me meto en estos asuntos de familia, en rencillas domésticas, allá cada cual. Pero, y no es por justificar nada, el chico llevaba dos años en paro. Todo se debe a su situación personal. Perdió el control. Que digo yo que a algunas les gusta el maltrato, que si no ¿Qué harían? Pues se marcharían. Y es que, a veces, cuando una mujer dice no, quiere decir si, que son muy suyas.
A la mañana siguiente aparece en el periódico la siguiente noticia:

Un hombre muere al caerle una mujer que se precipitó al vacío

El fallecido, de 81 años, y su esposa se encontraban sentados en un banco.

Por motivos que se desconocen, una mujer de 48 años se precipitó desde un balcón de un séptimo piso y cayó encima del hombre, quien falleció, mientras que la esposa de éste sufrió un shock nervioso por lo ocurrido.
Ambas mujeres han sido trasladadas al Hospital de San Juan, aunque todavía no ha transcendido el alcance de las lesiones de la precipitada.
Hasta aquí la crónica. Luego se supo que la precipitada había muerto, sin que los equipos de emergencia del Hospital pudieran hacer nada por salvarlaLa policía no supo encontrar un culpable. Cuando la precipitada iba, en su caída desde el séptimo, pasando por todos los pisos de su casa, sexto, quinto, etc., antes de reventar al anciano, vio aspectos de sus vecinos que no había visto antes, amores furtivos, ilusiones secretas, breves instantes de felicidad, de manera que esta visión cambió su concepción del mundo, pensando que, después de todo, este no es un mal lugar para vivir, y se arrepintió de haber tomado la decisión de acabar con su vida. Pero, cuando vio como se acercaba a los dos ancianos sentados en el banco, ya era tarde.

Duplicaciones discriminatorias

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