Releo este magnífico relato de George Orwell. Es un cuento moralizante sobre las dictaduras. Los animales de una granja se rebelan contra su amo al que expulsan de su finca. La revolución triunfa. La cosa empieza bien, con todos los animales cooperando y con la hermandad como bandera pero, pronto, uno de los cerdos, Napoleón, se hace con el control y aplica la máxima,
"compañeros, todos somos iguales, pero unos somos más iguales que otros". El nuevo
"capo" se rodea de matones, un portavoz y una camarilla de fieles cerdos a los que beneficia y que le siguen ciegamente. El cuento no tiene un final feliz sino desgraciado, los cerdos acaban vendiendo la producción nada menos que a los granjeros de la zona, sus teóricos enemigos, y quedándose con los beneficios, repitiendo el esquema de explotación y corrupción que tantas veces hemos visto. Al final llegan a jugar a las cartas con los granjeros, aunque la cosa acaba en una pelea porque aparecen ases repetidos.
Entre los animales de la granja hay chivatos, stajanovistas, borregos, vagos e incluso algunos rebeldes, que son finalmente ejecutados por los perros, siguiendo órdenes del dictador. También hay propaganda y "spin doctors" (manipuladores de noticias). Incluso se reescribe la historia, como hizo Orwell en su anterior novela
"1984".
Los ejemplos en el mundo real de dictadores totalitarios y corruptos son innumerables, a mí el dictador actual que más se me parece a un cerdo es Hugo Chavez.
