viernes, 26 de noviembre de 2004

Dios

Juan José Millás publica hoy un espléndido artículo en la última de El Pais del que extraigo la siguiente frase "A nosotros, el celibato y la castidad nos parecen perversiones brutales que, además de provocar desajustes psíquicos y hormonales que a la vista están, acaban con la demografía".
A lo que añadiría: la reclusión de hombres y mujeres en conventos de clausura, por mucho que se pretenda voluntaria, no es mas que un secuestro. Se consigue mediante técnicas como encerrar a varias personas en un recinto, aislarlas de sus congéneres del exterior, deprivarlas de sus bienes, incluso sus vestidos, blanquear su mente haciéndoles repetir hasta la obnubilación, frases sin sentido, canticos, ritos, rezos..., someterlas a una estricta disciplina que anule su personalidad, de manera que se entreguen fácilmente al grupo y a su adoctrinamiento, prohibiendo incluso la comunicación a título individual con otros reclusos.
Un despliegue de todas estas técnicas se describe con minuciosidad en las famosas "Reglas" monacales. Invito a leer la Regla de San Benito.

Duplicaciones discriminatorias

  La Constitución venezolana   duplica cientos de términos: “Toda persona detenida tiene derecho a comunicarse de inmediato con sus familiar...