Polvo eres
El volcán de La Palma, con sus coladas y piroclastos, no
solo afecta a los vivos, que han de abandonar sus casas de toda la vida, sino
también a los muertos que, desgraciadamente, no pueden moverse de donde están. Sepultura de los sepulcros.
Porque el cementerio -etimológicamente “dormitorio”- de Las
Manchas, con sus fosas, nichos y crematorio, está actualmente sometido a una
constante lluvia de ceniza procedente del volcán en erupción que amenaza con
enterrarlo. Cenizas sobre cenizas. Se teme incluso que pueda ser devorado por la lava, lo que equivaldría,
no ya sólo a cubrirlo, sino a incrustarlo en roca viva que, visto el curso de
la lava, podría acabar en el mar ¡Oh Dios, mis deudos en la fajana! Enterramiento de los ya enterrados.
Recuerdo que los Miércoles de ceniza el cura, recordando lo
frágil de la existencia humana, y lo necesario de la religión, nos ponía un
poco de escoria en la frente y nos decía: “polvo eres y en polvo te convertirás”.
Visto lo que ha pasado en la isla de La Palma, bien podía haber dicho: “polvo
eres y el polvo te cubrirá”. Pero, claro, el cura no tenía artes adivinatorias
ni sabía nada de vulcanología, todo lo más de teología.
La sepultura del cementerio es una tragedia pues no permitirá
que el día de los difuntos la gente pueda llevar flores a sus deudos. Los que
tienen medios se han adelantado y llevado los restos de sus allegados a
Tenerife, pero el resto se ha de conformar con una ceremonia en la carpa que el
Ayuntamiento ha puesto en la plaza del pueblo de Los Llanos de Aridane para que
los dolientes puedan depositar un ramo de forma simbólica.
Cenizas sobre las cenizas, sepultura de los sepulcros,
enterramiento de los ya enterrados ¡Esta maldición no estaba entre las de los siete
jinetes del Apocalipsis!